Entre La Naturaleza Y El Amor

Entre La Naturaleza Y El Amor

Era un día cálido de verano cuando Emma y Jack decidieron salir a dar una larga caminata por el campo. Los dos eran personas muy activas y disfrutaban con las aventuras al aire libre. Desde que se habían conocido, siempre habían compartido este tipo de actividades.

El paisaje era impresionante: campos verdes que se extendían hasta donde podía verse, flores silvestres que salpicaban la hierba como un pintado y árboles frutales con sus ramas cargadas de frutos maduros. El sol brillaba en el cielo, calentando cada piel expuesta.

Después de varias horas caminando, los dos estaban sudados y sucios de tierra. Se detuvieron en un claro apartado para descansar un rato. Los árboles que rodeaban el claro ofrecían sombra fresca del sol y emitían un suave susurro con la brisa.

Emma se sentó en una roca grande, mientras Jack se tumbó en la hierba a su lado. Ambos estiraron sus músculos doloridos y cerraron los ojos para disfrutar del descanso.

De repente, Emma notó que el calor de Jack estaba afectando directamente su piel. Se dio cuenta de que él también sentía lo mismo, ya que pudo ver cómo se movía inquieto en la hierba. Emma abrió sus ojos y los encontró fijos en ella con una mirada intensa.

Sin decir nada, se quitó las sandalias para poder tocar directamente la hierba fresca sobre su pie desnudo. El contacto fue instantáneamente refrescante y le trajo un poco de alivio del calor.

Jack también se quitó sus zapatos y calcetines. Se acercó a Emma y se sentó detrás de ella, rodeándola con sus brazos. Comenzó a acariciar su vientre desnudo mientras su miembro erecto presionaba contra su culo.

Emma gimió suavemente al sentir su erección y comenzó a mover su cadera hacia atrás para que Jack pudiera tocar mejor su área genital. Estaba tan excitada que apenas podía contenerse, pero sabía que debían ser pacientes si querían disfrutar plenamente de este momento.

Jack empezó a besar su nuca mientras sus manos exploraban cada curva de su cuerpo. Emma cerró los ojos y se dejó llevar por la sensación del tacto y el calor de su cuerpo contra el suyo.

Después de unos minutos, Jack se apartó un poco para quitarle el suéter que llevaba puesto. Luego, comenzó a besar y lamer cada centímetro de su piel expuesta. Emma gimió suavemente y se retorció un poco para tener más contacto con sus labios.

Mientras él la besaba, Jack también le quitó el sujetador que llevaba y lo arrojó a un lado. Luego, se puso de pie para quitarle los pantalones cortos que llevaba. Ella se levantó para ayudarlo y pronto estaban ambos completamente desnudos.

El claro estaba rodeado por árboles, pero la luz del sol aún podía entrar fácilmente, iluminando su cuerpo con un resplandor dorado. Emma notó cómo el aire frío contra su piel se contrastaba con la temperatura cálida de Jack’s miembro erecto.

Se volvió hacia él y lo miró a los ojos. «¿Estás seguro?» preguntó, queriendo asegurarse de que estaba dispuesto a hacerlo aquí, en el campo abierto.

Jack asintió con la cabeza mientras acariciaba su pezón derecho con un dedo. «Sí», respondió. «Quiero disfrutar contigo en este lugar tan hermoso.»

Emma sonrió y se inclinó para besarlo. Sus lenguas se enrollaron entre sí mientras sus manos exploraban cada curva del cuerpo del otro.

Jack la llevó hasta el suelo y se tumbó sobre ella, apoyando su peso en los brazos. Emma abrazó fuertemente su torso, sintiendo cómo latía su corazón con fuerza.

Se acercaron mucho para besarse, pero Jack se detuvo un momento antes de hacerlo. Emma lo miró curiosa y vio que él tenía la cara seria, sus ojos brillaban con una intensidad especial.

«Te amo», dijo Jack con voz profunda. «Quiero compartir este momento contigo.»

Emma sonrió ampliamente. «Yo también te amo», respondió. «Estoy lista para compartirlo todo contigo.»

Y así lo hicieron. Se besaron profundamente mientras sus manos exploraban cada curva del cuerpo del otro. Jack se deslizó entre las piernas de Emma y empujó su miembro dentro de ella.

Emma gimió al sentir la penetración y abrazó fuertemente a Jack, apoyando su cabeza en el hombro mientras él comenzaba a moverse dentro de ella. El contacto con la naturaleza era intenso y salvaje, lo que correspondía perfectamente con la pasión que los unía.

Su cuerpo se movió al ritmo de Jack, respondiendo a sus embestidas con un gemido después de cada movimiento. La hierba fresca contra su piel y el calor del sol en su espalda eran sensaciones nuevas e intensas para ambos.

El sonido de los insectos y las hojas que se movían con la brisa era como una música suave que acompañaba su encuentro. El aroma a hierba y frutas maduras llenó sus narices y les trajo recuerdos de infancia, pero también era un olor muy sexy.

La intensidad del momento los llevó a nuevos niveles de placer. Emma se retorció bajo Jack mientras gritaba su nombre, alcanzando un orgasmo que la sacudió por completo. Su cuerpo se contrajo y se relajó varias veces antes de dejar de temblar.

Jack continuó moviéndose dentro de ella durante unos minutos más, disfrutando del calor y la suavidad de su interior. Finalmente, también llegó al clímax y emitió un gruñido satisfecho mientras eyaculaba dentro de ella.

Se quedaron allí tumbados por algunos minutos, jadeando para recuperar el aliento. Emma notaba cómo su corazón latía con fuerza en su pecho y se sentía muy feliz en ese momento.

Jack la besó en los labios y le susurró: «Fue increíble».

Emma asintió con la cabeza y sonrió. «Lo fue», respondió. «Gracias por compartirlo conmigo.»

Jack se apartó un poco para ver su rostro. «Te amo», repitió.

«Yo también te amo», le dijo Emma, mirándolo a los ojos.

Después de unos minutos, Jack se levantó y ayudó a Emma a hacer lo mismo. Juntos recogieron sus ropa y la pusieron otra vez. Luego, se sentaron en un tronco caído para descansar un rato mientras miraban el paisaje que los rodeaba.

Emma notaba cómo su cuerpo todavía temblaba con restos de placer. Sentía una gran satisfacción por lo que habían compartido y estaba muy feliz de tener a Jack en su vida.

Finalmente, decidieron seguir caminando para explorar más del campo. El sol comenzaba a ponerse y querían disfrutar aún un poco más antes de regresar. Emma se sintió muy afortunada por poder compartir estos momentos con la persona que amaba más en el mundo.

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